Lic. Griselda Geuze
Existen dos trastornos del neurodesarrollo, el TEL (Trastorno Específico del Lenguaje) y el TEA (Trastorno del Espectro Autista), que resultan muy complicados de diferenciarse durante la infancia.
En ambos tipos de trastorno, el niño no se puede relacionar con su entorno a través del lenguaje, ya sea por su nivel expresivo (emisiones ininteligibles, construcciones empobrecidas, o ausencia total) su nivel comprensivo (problemas para comprender lo que le dicen). Como consecuencia, el niño suele aislarse y evadirse, evitando así relacionarse con el medio social. Es decir, que, en las dos situaciones, TEA y TEL, existe un compromiso del lenguaje y de la comunicación.
Lo que va a diferenciar un TEL de un TEA es la dificultad en la socialización, que en los trastornos del lenguaje serán dificultades que se desencadenarán de la problemática primaria, que es el lenguaje, y en el autismo, funcionará como un componente específico relacional característico. Otros aspectos, que se verán comprometidos tanto en su calidad como cantidad, son la presencia de rituales y estereotipias (comportamientos repetitivos), la atención conjunta, el contacto con el otro y el desarrollo de su juego.
Trastorno Específico del Lenguaje (TEL)
El TEL es un trastorno del lenguaje cuya característica es un retraso en su adquisición en niños que no tienen hipoacusia ni retraso en su desarrollo. Los niños con TEL presentan buena intención comunicativa, aunque puede ser pobre. Su discurso puede ser precario y poco fluido. Sus emisiones suelen presentar distorsiones, omisiones, adiciones, transposiciones de sonidos fonéticos. Puede haber afectaciones en algunos o todos los componentes del lenguaje: fonología, morfosintáxis, semántica y uso social del lenguaje (hablan pero no se les entiende, no arman frases, hablan solo con palabras sueltas, sus frases son muy precarias, no usan artículos ni plurales, no usan la palabra como medio de comunicación, por ejemplo) . La comprensión del lenguaje puede verse afectada en mayor o menor medida e impactar en otros factores cognitivos y nuevos aprendizajes. Hay casos en los que la expresión del lenguaje está más distorsionada, otros en los que la alteración es la comprensión y otros en los que se afectan ambas vertientes simultáneamente.
Debido a la alteración lingüística – comunicacional podría presentarse una retracción social. Sin embargo, los niños con TEL tienen la capacidad de empatía y reconocimiento emocional, así como de patrones sociales, tienen contacto visual, no muestran resistencia al cambio de situaciones, no suelen tener conductas obsesivas, o mostrar rutinas reiterativas. En ocasiones, debido al mal manejo de la frustración por no poder comunicarse, tienen conductas disruptivas.
Trastorno del Espectro Autista (TEA)
El TEA se caracteriza por la alteración del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje y por un conjunto de intereses y actividades restringidos, estereotipados y repetitivos. No suelen poseer buena intención comunicativa, presentando desde la ausencia del lenguaje hasta una explosión fluida con alteraciones en la prosodia (falta de variación en el ritmo, la entonación y el énfasis). Se pueden ver comprometidos todos los componentes del lenguaje: la fonología, la morfosintáxis, la semántica y el uso social del lenguaje, siendo este último el primordial. Pueden aparecer ecolalias (repetición involuntaria de palabras o frases escuchadas), verborrea (utilizar muchas palabras para expresar una idea), habla telegráfica, neologismos, expresiones en tercera persona. La comprensión generalmente estará afectada en mayor o menor medida.
Los niños con TEA muestran falta de empatía y reconocimiento emocional. Evitan el contacto visual, mostrando poco interés por la interacción, rechazan jugar con pares y establecer relaciones sociales. Presentan resistencia al cambio de situaciones, mostrando rutinas reiterativas con determinados objetos o parte de ellos. Pueden mostrar dificultad al contacto con adultos desconocidos.
¿Por qué se confunden?
Cuando la capacidad de comprensión lingüística está alterada, el diagnóstico diferencial entre un TEA y un TEL, puede ser difícil, ya que los niños con TEL que tienen la vertiente receptiva afectada pueden tener dificultades en el contacto recíproco, en su interacción social, en la calidad del juego simbólico, en el desarrollo de habilidades de atención conjunta, presentando también, a veces, repeticiones; entonces se podrían interpretar como síntomas de TEA, sin serlo.
Sin embargo, a pesar de la dificultad diagnóstica, no debe demorarse el tratamiento, por lo que es necesario frente a los primeros síntomas consultar con el pediatra y realizar una evaluación interdisciplinaria que básicamente debe contar con Neurolingüística, Psicología infantil, Psicopedagogía, Intervención familiar, Procesamiento sensorial y Psicomotricidad. Es importante el trabajo interdisciplinario en equipo.
De esta manera se llevará a cabo un diagnóstico diferencial que permitirá diagramar un dispositivo terapéutico acorde a las necesidades y fortalezas del niño y su familia, que se irá ajustando a medida que vaya avanzando y superándose, logrando los objetivos de cada fase del tratamiento. La intervención terapéutica debe ser realizada por profesionales especializados y se brindará con la intensidad que cada paciente necesite.
Es importante tratar precozmente a los niños que desarrollen alguno de estos cuadros a fin de ayudarlos a tener una mejor calidad de vida con disfrute en sus aprendizajes, desempeños e interacción social.